
Nuestra casa ya empieza a dar señales de que algo va a cambiar. Ya tenemos algún mueble nuevo repleto de ropa mini, recuperamos algún juguete de Iago... pero seguimos sin tener cuna. Y es algo que no podemos demorar mucho mas ya que Iago está súper preocupado y cada noche cuando nos acostamos
con él para contarle el cuento nos hace la misma pregunta: ¿y dónde va a dormir Roque? No es lo único que le preocupa. También tiene otra duda que le asalta, cuando ve sus pijamas tan pequeños con patucos: ¿cómo va a caminar con esas cosas? Ahora lo tiene constantemente presente, habla un montón de él e incluso le habla a él mucho, cosa que a Roque le encanta. Es escuchar la voz de su hermanito mayor y ponerse a dar patadas. Cuando estamos en la piscina le habla por el ombligo: "yo creo que vas a salir ya". Estamos muy felices de verlo a él tan ilusionado, aunque tenemos que claro que cuando el bebé llegue a casa y ocupe demasiado tiempo y atenciones algún celillo aparecerá.


Asi que seguimos contentos con la elección de dar a luz en el público. Incluso hemos conocido a un par de mamàs (extranjeras y locales ) que tuvieron a sus bebes en el mismo hospital y están encantadas lo cual nos da una tranquilidad muy grande.
Y nuestro niño grande ya empezó las clases en su nueva guardería. A él parece que le gusta y a nosotros por ahora nos encanta ya que el trato con las profes es mucha mas cercano, cosa que nosotros agradecemos porque lo echábamos mucho de menos. Seguimos sin acostumbramos a que la gente sea tan fría y distante.
Estábamos un poco preocupados por el tema del idioma ya que después de nuestras 7 semanas en España decía que non quería hablar inglés ni chino. La verdad es que en un principio antes de irnos de vacaciones nos preocupaba justo lo contrario, teníamos miedo de que no se supiese relacionar bien con otros niños en español ya que aquí solo lo utiliza para hablar con nosotros. Pero fue pisar tierra patria y no hablar ni una sola palabra en inglés. ¡Incluso se soltó con sus primeras palabras en gallego! Los primeros días aquí seguía hablando mas en español y se inventaba las palabras en inglés pero ahora tras un mes parece que todo vuelve a la normalidad.
Asi que tras casi dos meses empapandose de cultura española y vivencias con abuelos y demás familia, tocaba volver a casa. Fue una despedida dura, muy dura, sobre todo porque van a pasar muchos meses desde que nazca Roque hasta que la familia lo pueda conocer. Sin embargo, según aterrizamos en Hong Kong, Iago miró por la ventanilla y dijo: "oooh mi casita". A nosotros esas palabras nos aliviaron un montón porque fue como sentir que a pesar de lo bien que lo pasa y lo feliz que es allí con todo el mundo, también lo es aquí.
Es duro para los padres expatriados pensar en lo que sentirán sus hijos, sobre todo cuando van creciendo. Tienes miedo de que sientan que no son de aquí ni de allí, de que se pierden cosas... pero también está el otro punto de vista, que es con el que nos vamos a quedar... IAGO ES DE AQUI Y DE ALLÍ, sabe adaptarse y ser igual de feliz con las cosas que tiene en un lado y en el otro y eso seguro que lo convierte en una persona mas abierta, tolerante y optimista. Y eso, que sea feliz, es nuestra única meta, con independencia del lugar del mundo donde nos encontremos. Porque su familia y su hogar se encontrarán siempre donde estemos los cuatro.