lunes, 11 de septiembre de 2017

Verano: la review (parte 1)



Ahora que llega septiembre y el verano languidece, (no aquí, que vivimos en el mismísimo infierno cada vez que pisamos la calle) la nostalgia de las vacaciones se apodera de nosotros.
Ahora que Iago ya volvió al cole recibido entre besos y abrazos por compañeros y profes, (sí, lo reconozco, hasta se me escapó una lagrimilla) y antes de que Roque empiece el suyo, es un buen momento para echar un ojo a estos tres meses que dejamos atrás.
Como os contamos en la anterior entrada del blog, este año decidimos que sería buena idea irnos de vacaciones por Asia una semanita antes de volver a España. Porque siempre decimos, no, ya haremos una escapada una vez que estemos allí, pero desde que llegas tras un año entero lejos, y sobre todo con los peques, al final pasas los días entre familia y amigos y nunca encuentras el hueco para marchar. Además, ya cada vez nos queda menos por Asia y luego nos vamos a arrepentir de no haber conocido mas de este apasionante rincón del planeta que tenemos ahora tan a mano.

Elegimos, ya os habíamos dicho, Kota Kinabalu, en concreto la isla de Gaya, en la parte de Borneo que pertenece a Malasia. Y no pudimos haber acertado mas. Un hotelito de cabañas sobre el mar en una isla desha
bitada donde pasamos unos días geniales. Los niños disfrutaron en un mar azul turquesa rodeados de pececillos y nosotros descansamos por fin de un año que había sido especialmente duro en Hong Kong. El sitio nos encantó, y quedamos especialmente sorprendidos, para bien, de la comida típica de Borneo. Diferente al resto de la comida asiática, menos picante y más sabrosa.
Y después, via Zurich, un aeropuerto que ya es casi como nuestra segunda casa y que es genial para ir con niños por todas las facilidades que ofrece, España. Tras muchos veranos de andar de un lado para otro, con cosas en todos los lados y en ninguno, decidimos pillar un piso en Sada, y no podemos estar mas contentos. En un par de semanas nos convertimos en unos vecinos mas de un sitio que nos trató genial. Hicimos de "La Esquinita" nuestra parada habitual, intimamos con Taxi, un perro que volvía locos a los críos, parqueamos al sol... y sentimos que de verdad estábamos de vacaciones. Iago y Roque se lo pasaron genial en casa de los abuelos, fuimos al acuario, al zoo, a la playa... en fin, un verano que sobre todo Iago no olvidará en la vida.

Pero junio se acabó, y con julio vinieron cosas mas difíciles. Dani se tuvo
que volver a Hong Kong y nosotros este año decidimos quedarnos un mes mas. Hong Kong en julio es solo lluvia y calor extremo, Dani tenía que viajar y nosotros íbamos a estar sin poder salir de casa, así que aunque fue una decisión dura, estar un mes entero separados, creímos que era lo mejor. La video llamada de whatsapp pasó a ser nuestra mejor amiga y Dani siguió formando parte de nuestro día a día pero ahora desde una pantallita. Viajaba con nosotros en el coche, desayunaba con los peques mientras yo estaba en la ducha... en fin, tratamos de hacer que el problema de la distancia se minimizase. Y creo que lo conseguimos. Fue un mes diferente, pero valió la pena. Un mes mas tarde, cogíamos los tres otro avión, esta vez desde Madrid, (ahora Cathay Pacific opera un vuelo directo a HK q para viajar sola con los dos niños facilita mucho las cosas) para reunirnos de nuevo.

Llegar a Hong Kong, ver a Dani esperándonos allí y las caras de

los niños al verlo fue una sensación increíble.
Ya estábamos aquí, la maleta llena de recuerdos, de proyectos.... y de comida jejeje. Dispuestos a afrontar otro año en el exilio.

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